La tensión entre las cuatro mujeres se palpaba en el aire, espeso como la niebla que rodeaba el antiguo castillo de los vampiros. Valentina, cuyos labios aún temblaban por el beso robado, se enfrentaba ahora a la ira de Paulina y Alison, ambas protectoras de Dayra por distintos motivos.
Dayra, cuyo cuerpo se contorsionaba de dolor, intentaba en vano apaciguar los ánimos. "Paren, por favor," suplicaba, mientras las mordidas de Paulina y Alison, una suave y la otra fuerte, marcaban su piel pálida. La revelación de que su bebé llevaría el nombre de Mariana apenas resonaba en su mente atormentada por el dolor y la confusión.
Paulina, cegada por los celos, no podía soportar ver a Valentina tan cerca de su novia. "¡No puedes seguir besándola, Valentina! Ella está conmigo ahora," exclamó, su voz mezclada con un gruñido apenas humano.
Alison, con su enojo creciendo, se interpuso entre Valentina y Dayra. "Eres su ex, Valentina. Deja de complicar las cosas," dijo con firmeza, sus ojos destellando peligrosamente.
Valentina, sin embargo, no parecía dispuesta a retroceder. Con una sonrisa burlona y desafiante, se acercó nuevamente a Dayra y, en un acto de provocación, mordió la pierna de la mujer que aún se retorcía de dolor.
"¡Paren!" gritó Dayra con todas sus fuerzas, y el eco de su voz resonó por las paredes de piedra del castillo. "¡Esto no nos está ayudando a ninguno!"
El grito de Dayra pareció devolver algo de cordura al grupo. Las mujeres se detuvieron, mirándose las unas a las otras, dándose cuenta de la gravedad de su situación. Estaban en un lugar seguro, pero la noche no había terminado y los peligros que las acechaban fuera del castillo eran muchos y mortales.
Paulina, respirando hondo, se acercó a Dayra y, con un gesto de disculpa, ayudó a calmar su dolor con una caricia tierna. Alison, aunque aún molesta, se unió a Paulina, ofreciendo su apoyo y protección. Valentina, finalmente consciente del daño que había causado, se alejó un poco, su mirada llena de arrepentimiento.
Juntas, las cuatro mujeres se refugiaron en el castillo, decididas a proteger a Dayra y a su futura hija, Mariana. A pesar de las tensiones y los conflictos, sabían que debían permanecer unidas si querían sobrevivir a la noche y a las amenazas que aún estaban por venir. La lucha por la supervivencia y la protección de la pequeña vida que crecía en el vientre de Dayra las obligaría a dejar de lado sus diferencias y enfrentar juntas los desafíos que les esperaban.
El grito de dolor de Dayra rompió el silencio de la noche, un sonido desgarrador que hizo que Valentina se detuviera en seco. "¡Tengo novia, Valentina! Pero no está en casa, está con tu hija bebé", exclamó Dayra entre jadeos de dolor.
Valentina, cuya mente aún luchaba por mantenerse enfocada en medio de la situación surrealista, se acercó a Dayra con una mezcla de preocupación y confusión. "Lo que digas, pero para mí duele además, tú no eres vampiro, Valentina", dijo Dayra, su voz entrecortada por el dolor y la angustia.
Sin embargo, Valentina, movida por un impulso que no podía explicar, tomó el rostro de Dayra entre sus manos y la besó apasionadamente, un beso largo y profundo que parecía buscar consuelo en medio del caos. Dayra, sorprendida y abrumada, intentó resistirse. "¡Ayudaaaaaa!" gritó, pero su voz se apagó en el beso que Valentina le robaba.
Paulina, al escuchar el grito de Dayra, se giró rápidamente, su instinto protector más alerta que nunca. "¡Valentina, detente! Esto no es momento para eso", exclamó con autoridad, separando a las dos mujeres.
Alison, observando la escena con una curiosidad fría, intervino. "Valentina, tu deseo es fuerte, pero debemos concentrarnos en lo que importa. Dayra necesita nuestra ayuda, no tus avances amorosos."
Valentina, recuperando la compostura, se alejó avergonzada, sus mejillas ardiendo por la mezcla de la adrenalina y la vergüenza. "Lo siento, no sé qué me pasó", murmuró, incapaz de mirar a Dayra a los ojos.
Dayra, aún confundida y dolorida, aceptó la disculpa con un asentimiento débil. "Está bien, Valentina. Pero por favor, necesito que me ayudes a levantarme. Tenemos que seguir moviéndonos".
Las cuatro mujeres, cada una lidiando con sus propios demonios y deseos, se reagruparon y continuaron su camino hacia el refugio que Alison había prometido. La noche se cernía sobre ellas como un manto oscuro, pero la determinación de proteger la vida que Dayra llevaba dentro de les daba fuerzas para enfrentar lo que fuera necesario.
paulina como le voy a llabar a mi bebe que brilla dayra a demas tueres su mama dayra ya se seba llamar mariana la bebe, alison y paulina empezaron a morder a dayra, dayra ahora ustedes,paulina la mordio suave y alison fuerte, ya llegaron a una zona segura el castillo del los vampiros, dayra gritando de gemidos de dolor paren paulina y alison aaaach, valentina entro y beso a dayra en la boca y se rie la valentina paulina se puso celo por que besaron a su novia alison se enojo con valentina ya no puedes besar a dayra eres su ex novia, valentina si y que la muerde en la pierna a dayra, dayra paren, paulina con celos, alison toda enoja con valentina
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