El grito de dolor de Dayra rompió el silencio de la noche, un sonido desgarrador que hizo que Valentina se detuviera en seco. "¡Tengo novia, Valentina! Pero no está en casa, está con tu hija bebé," exclamó Dayra entre jadeos de dolor.
Valentina, cuya mente aún luchaba por mantenerse enfocada en medio de la surrealista situación, se acercó a Dayra con una mezcla de preocupación y confusión. "Lo que digas, pero para mí duele además, tú no eres vampiro, Valentina," dijo Dayra, su voz entrecortada por el dolor y la angustia.
Sin embargo, Valentina, movida por un impulso que no podía explicar, tomó el rostro de Dayra entre sus manos y la besó apasionadamente, un beso largo y profundo que parecía buscar consuelo en medio del caos. Dayra, sorprendida y abrumada, intentó resistirse. "¡Ayudaaaaaaa!" gritó, pero su voz se apagó en el beso que Valentina le robaba.
Paulina, al escuchar el grito de Dayra, se giró rápidamente, su instinto protector más alerta que nunca. "¡Valentina, detente! Esto no es momento para eso," exclamó con autoridad, separando a las dos mujeres.
Alison, observando la escena con una curiosidad fría, intervino. "Valentina, tu deseo es fuerte, pero debemos concentrarnos en lo que importa. Dayra necesita nuestra ayuda, no tus avances amorosos."
Valentina, recuperando la compostura, se alejó avergonzada, sus mejillas ardiendo por la mezcla de la adrenalina y la vergüenza. "Lo siento, no sé qué me pasó," murmuró, incapaz de mirar a Dayra a los ojos.
Dayra, aún confundida y dolorida, aceptó la disculpa con un asentimiento débil. "Está bien, Valentina. Pero por favor, necesito que me ayudes a levantarme. Tenemos que seguir moviéndonos."
Las cuatro mujeres, cada una lidiando con sus propios demonios y deseos, se reagruparon y continuaron su camino hacia el refugio que Alison había prometido. La noche se cernía sobre ellas como un manto oscuro, pero la determinación de proteger la vida que Dayra llevaba dentro les daba fuerzas para enfrentar lo que fuera necesario.
El camino estaba lleno de incertidumbres y peligros, pero también de la posibilidad de redención y de la promesa de un futuro. A pesar de los conflictos y las tensiones, la unión entre ellas se fortalecía con cada paso que daban juntas, unidas por un destino compartido y la voluntad de sobrevivir.
La situación se había vuelto aún más complicada y surrealista. Paulina, con su instinto protector a flor de piel, se apresuró al lado de Dayra, quien yacía en el suelo, desmayada por la mordida de Alison, la hermana vampira de Paulina. La confusión era palpable en el aire, y Valentina, con su mente aún tratando de asimilar los eventos recientes, no podía entender lo que estaba sucediendo.
"¡Dayra!" gritó Paulina, mientras revisaba su pulso y respiración. "¡Despierta, por favor!"
Alison, con una expresión de indiferencia que contrastaba con la urgencia de la situación, se limitó a observar. "Paulina, no te preocupes. Solo quería probar su sangre. Es tan dulce como imaginaba."
Valentina, aún en estado de shock, se acercó a ellas, su mente luchando por encontrar una explicación lógica. "¿Qué está pasando aquí? ¿Qué le hiciste a Dayra?"
Paulina levantó la vista hacia Valentina, sus ojos llenos de una mezcla de miedo y determinación. "No es lo que parece, Valentina. Alison no entiende la gravedad de la situación. Dayra está embarazada de nuevo, y no podemos permitir que nada malo le pase".
Dayra comenzó a recuperar la conciencia, y con un gemido de dolor, abrió los ojos. "¿Qué... qué ha pasado?"
Alison dio un paso adelante, su actitud cambiando al ver el estado de Dayra. "Lo siento, Dayra. No quise lastimarte. Es solo que... tu sangre es irresistible."
Paulina ayudó a Dayra a sentarse, y con un tono de voz firme, se dirigió a su hermana. "Alison, esto no es un juego. Dayra y nuestra hija son lo más importante ahora. No podemos arriesgarnos a perderlas".
Valentina, tratando de mantener la calma, se acercó a Dayra y le ofreció su apoyo. "Estamos juntas en esto, Dayra. No importa lo que pase, te protegeremos".
Dayra, con una mano en su vientre abultado, avanzando con gratitud. "Gracias, Valentina. Gracias, Paulina".
Paulina se puso de pie y miró a su alrededor, buscando una salida. "No podemos quedarnos aquí. Alison, necesitamos tu ayuda. Tienes que llevarnos a un lugar seguro".
Alison, consciente de la gravedad de la situación, ascendió. "Está bien. Conozco un lugar. Pero debemos movernos rápido".
Las cuatro mujeres, unidas por circunstancias extraordinarias, se prepararon para partir. Dayra, apoyada por Valentina y Paulina, y con Alison guiando el camino, se adentraron en la noche, dejando atrás la confusión y el miedo.
El viaje sería largo y lleno de desafíos, pero las juntas tenían una oportunidad. La historia de Dayra, Valentina, Paulina y Alison estaba lejos de terminar. Frente a ellas se extendía un camino incierto, pero con cada paso, se fortalecía el vínculo que las unía y la determinación de proteger la vida que Dayra llevaba dentro.
dayra grita de dolor para valentina tengo novia, valentina pero no esta en casa esta con tu hija bebe,dayra lo que digas pero pra me duele a demas tu no eres vampiro valentina, valentina la agarra fuerte y un beso super largo de legua, y dayra ayudaaaaaaa
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